Etapa 18ª. Palas de Rey-Boente
Se trata de otra etapa relativamente corta y tranquila, que transcurre entre bosques y huertas por los bonitos caminos gallegos. Poco después de salir de Palas cruzamos el último pueblo de la provincia de Lugo y en seguida llegamos al primero de la última que hemos de recorrer, La Coruña. El pueblo de Leboreiro tiene un sabor muy auténtico (figura 66) y aprovechamos para añadir una nueva muesca a nuestra ya rica credencial.
En esta jornada pasamos por Melide, otra etapa clásica del Camino, que conserva bellos monumentos, como la ermita de san Roque (figura 67), justo a la entrada de la ciudad. La entrada se hace larga porque Melide también es una ciudad que ha crecido mucho y se ha industrializado.
Figura 66. Leboreiro (La Coruña)
Figura 67. En la ermita de san Roque (Melide)
Por aquí coincidimos con diversos peregrinos, algunos compañeros en diversas etapas: los tres gallegos de San Sebastián están encantados con el pulpo de su tierra (son sólo tres porque uno de ellos enfermó y tuvo que abandonar el Camino), dos argentinos arrastran a duras penas sus doloridas piernas, las dos alemanas que conocí en Fonfría y que están replanteándose su vida nos dicen que van a ir hasta Finisterre, Doriano y Miguel siguen haciéndose compañía y hablamos con tres americanas muy simpáticas que vienen desde San Clemente (California).
En vez de llegar hasta Arzúa, que es la etapa tradicional, optamos por quedarnos en Boente. Aquí unos chicos jóvenes han abierto un nuevo albergue. Está recién estrenado y resulta muy confortable (figura 68). Aquí nos encontramos con nuestros amigos canarios, Patricia y Fran. Con ellos pasamos la tarde y cenamos en el albergue.
Figura 68. El nuevo albergue de Boente