Etapa 16ª. Sarria-Portomarín
Como de costumbre, dejamos Sarria cuando es todavía casi de noche y hemos de hacer varios kilómetros en ayunas hasta que encontramos un pueblo donde hay un bar abierto en el que poder desayunar.
Figura 59. Por las corredoiras gallegas
Pasamos por algunos pequeños pueblos. Llama la atención el cambio radical que ha sufrido la agricultura y no sólo en lo que a los productos cultivados se refiere. Las grandes explotaciones mecanizadas de Castilla han dejado paso a pequeños huertos familiares que todavía se cultivan a mano en los que hay una gran variedad de hortalizas, en gran parte destinadas al autoconsumo.
Resulta gratificante encontrar por el camino a peregrinos conocidos, algunos tal vez hemos coincidido en diversos lugares y hace ya muchas etapas. Aunque no siempre hayamos hablado, se siente una especial solidaridad derivada de haber compartido caminos, esfuerzos y soledades (figura 60).
Figura 60. El descanso del peregrino
La llegada a Portomarín, situada al borde del río Miño, obliga a efectuar un largo descenso, lo que representa una de las pocas dificultades de la etapa. Nos alojamos en un albergue privado, grande y bien acondicionado. Nos llegan informaciones de que el municipal está completamente lleno de jóvenes ruidosos y con ganas de juerga.
Portomarín es un pueblo grande y nuevo. Tiene un par de iglesias bonitas, entre las que destaca la de san Nicolás. Es una de las etapas clásicas del camino y la devoción a Santiago está presente en formas muy diversas (figura 61).
Figura 61. Portomarín. Bella representación de la Anunciación
Por la tarde empieza a llover con mucha intensidad y la lluvia no cesa hasta la noche. Como ya ocurrió en Vega de Valcarce, estamos muy preocupados por si la lluvia continúa cayendo al día siguiente y por el estado de los caminos.
A media tarde llega un grupo de unos 40 escolares de Sevilla que han empezado el Camino en Sarria. Llegan completamente empapados.